Sin lugar a dudas, todos los Cafés en el Triskel son gratos e instructivos,
pero quizá éste haya sido de los más instructivos de todos. Sin duda, una de
las cosas más gratas, el bizcocho de arándanos con el que fuimos obsequiados,
con el que podemos dar fe de las dotes reposteras de la persona que lo trajo.
Aunque no sólo el bizcocho endulzó una tarde fría, la buena compañía y una
conversación profunda en torno a los límites, cómo ponerlos, como
explicitarlos... y en torno a la confianza, y a la facilidad que tienen algunos
para dar confizanza en poco tiempo. Hubo quien descubrió, de la mano de otros,
sus propios errores y su propio exceso de confianza, ahí donde no sabía que
estaba.
Un café que, esta vez, resultó íntimo y especialmente familiar, aunque, eso
sí, con presencia de nuevas caras y caras que hacía tiempo que no veíamos. Y
con presencia de algunos juguetes que nos enseñaron algunos de nuestros amigos.
También de juguetes de habló, y del uso de algunos de ellos.
Como no podía ser de otra manera, nos hicimos la boca agua los unos a los
otros hablando de la fiesta que está al llegar, y que promete darnos muchos
momentos de alegría.
Y como quien no quiere la cosa, sin enterarnos, se nos fue echando la noche
encima, y ya era la hora de cenar cuando salimos del Triskel del Norte, hasta
el próximo evento (en este caso la esperada fiesta).
Como siempre, estos pequeños momentos son gracias a vosotros, que
alimentáis el Triskel con vuestra presencia y con vuestras opiniones, con
vuestra compañía. Vosotros sois los que hacéis realidad este sueño. Gracias.
Jo, ¡qué guays tienen que estar esas reuniones!
ResponderEliminarSiempre que leo el Blog se me hace a mí la boca agua, jeje, a ver si algún día no muy lejano podemos mi Amo y yo pasarnos por ahí, que no estamos muy lejos (Galicia) ^^
Un abrazo :)
perro ladrador {JD}