lunes, 17 de febrero de 2014

Resumen * 15 de Febrero

Nos tocaba celebrar el día del amor y aprovechando la calma tras los temporales y un buen día de sol, pusimos rumbo a uno de los paisajes mas bonitos de la costa asturiana.

Tras encontrar nuestro destino, y agarrándonos los unos a los otros por el fuerte viento llegamos al lugar elegido para sacar las cuerdas y mezclar así, bondage y naturaleza.

No resultó fácil, el viento movía las cuerdas provocando así mas cosquillas de las siempre necesarias y también mas risas. Pero como mas vale maña que fuerza, poco a poco el trabajo iba saliendo y la cámara de fotos no paraba de sonar dejando así muchas instantáneas que capturaron momentos mágicos e incluso inverosímiles.

El hambre apretaba después de hora y media cuerdeando, así que cambiamos de paisaje buscando un poquito mas de intimidad y un lugar mas cómodo para poder comer. Ese lugar nos esperaba a nosotros.. solitario y escondido. Solo el sonido de las olas arrastrando las piedras nos acompañaba... Bueno, no... no estábamos tan solos como creíamos!!
 Estas dos encantadoras "señoritas" nos vigilaban bien de cerca, esperando una recompensa que llegaría en forma de trocito de pan y que provoco que se quisieran unir al grupo, pero gracias al buen hacer de la "mujer que susurraba a las cabras" se quedaron en su sitio permitiéndonos comer disfrutando de las vistas.


 Y una vez acabado el festín, y con algún que otro desliz involuntario tocaba sacar de nuevo las cuerdas y ponerse manos a la obra.

Cuerda por aquí... cuerda por allá y "voilá" otro fantástico trabajo que se mimetizaba perfectamente con el paisaje.




Las nubes se nos echaban encima, y el viento ya nos enfriaba hasta las ideas (y eso es muy difícil), así que tras recoger y dar un paseo por un cementerio cercano, pusimos rumbo de nuevo a la capital asturiana. 



Pero había ganas de mas... y con una visita rápida a los prerromanicos ovetenses nos animamos para sacar de nuevo las cuerdas, asombrando a algunos de los visitantes que nos miraban entre sonrisas y curiosidad. Lametones y toqueteos a pezones arquitectónicos y mucho mas frió después, decidimos terminar la jornada en nuestro local, El TrisKel del Norte.


Al buen cobijo de nuestra mazmorra y mucho mas calentitos y con menos ropa, no podía ser de otra manera, las cuerdas volvieron a ser las protagonistas, pasando por diferentes manos y cuerpos.

Iluminados por la luz de las velas el ambiente se caldeaba y apetecía mucho mas... Pero como siempre, eso queda para quienes allí estuvimos.

Muchas gracias por una estupenda velada!!


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