domingo, 14 de octubre de 2012

Resumen * 13 de Octubre

Una de esas raras tardes de sol que nos regala Octubre empezaba con una sonrisa en nuestras caras. Fuimos llegando poco a poco al Triskel del Norte, y después de tomar un refresco y charlar un poco sobre las cosas de la vida, dimos comienzo a la charla sobre seguridad en el bondage (disponible para socios en el foro Privado de A.C.A.BDSM).
Intercambiamos visiones sobre esta práctica, consejos útiles, precauciones que hay que tomar... Y, como la teoría se queda coja sin la práctica, varios atadores nos deleitaron con auténticas obras maestras. Las modelos lucieron encantadas varias obras de bondage y shibari. Alguna hasta se animó con un improvisado baile entre cuerdas que nos hizo sonreír a todos. Alguno probaba las cuerdas de cáñamo recién estrenadas, que podéis adquirir ya tratadas en el Trisquel del Norte, otros prefirieron utilizar sus cuerdas de siempre. Revisar ataduras ya practicadas, o practicar nuevos nudos que no conocíamos, intercambiar consejos, complicidad, ternura... Una tarde en la que las cuerdas fueron muy relevantes, y es que en Asturias la afición al noble arte de atar es cada vez mayor.
Pero no sólo de cuerdas vive el hombre, así que no sólo hubo cuerdas, y si bien Masoquín fue el primero en probar la jaula pequeña, otros dos sumisos entraron en seguida a hacerle compañía. No faltaron ni ladridos ni paseos a cuatro patas, y, por supuesto, como no puede ser de otra manera en nuestros eventos, no faltó la comida. Y con ello, hubo quien se entretuvo alimentando al perrito, que comía de su mano... o del suelo.
Esta vez aprovechamos la ocasión para felicitar a una persona que cumplía años, que, encerrada en la jaula grande, no podía ni ver ni oir la que le preparábamos. La sorpresa fue enorme, aunque a lo largo de su encierro algo se olió... Una tarta con una galleta muy dura que resultó no ser una galleta, un brindis, unos regalos que ilusionaron al cumpleañero, y muchas risas, hicieron que el cumpleañero se fuese con un sabor de boca difícil de olvidar.
Y como tampoco sólo de comer vive el hombre, ni el perro, en la mazmorra hubo tiempo para los azotes, alguno recordó en la cruz aquellas palabras tan difíciles que tuvo que aprender, y que no era capaz de retener, y en la mesa y en el potro tuvimos ocasión de jugar con cera, alguna descubría con agrado el placer de la cera deslizándose por su piel.
La tarde se fue agotando, y poco a poco nos fuimos retirando. Al cerrarse la puerta, un suspiro de tristeza porque se acababa esa tarde, y una sonrisa de boca, pensando en que pronto, muy pronto, el 10 de noviembre, volveremos a entrar en El Triskel del Norte para la fiesta, y se volverá a abrir una caja de sueños.



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